
Zahara es una pedanía de Barbate, situado a pocos kilómetros en dirección sur y con unos 2.000 habitantes censados.
Muchos de los turistas que vienen a Zahara desconocen la rica historia que descansa en las arenas de estas playas. Para los curiosos es interesante saber que fueron ya los fenicios los que pusieron el ojo en esta costa, atraídos sobre todo por su riqueza pesquera, y en particular por el atún.
Los romanos continuaron con esta tradición, y llenaron los palacios de los ricos de Roma con el delicatessen más deseado: el garum, una salsa a base de pescado.
Los árabes continuaron con la tradición pesquera, y posteriormente, tras la reconquista, se establecieron las primeras concesiones de almadraba, arte de pesca que atrapa en un recinto cerrado al cardumen de atunes para su posterior extracción manual.
Estas almadrabas, y el movimiento económico y social que generaron, son el origen del pueblo de Zahara de los Atunes.
Ser almadrabero en esa época era un oficio duro, y no pocos de ellos fueron ex convictos o gentes de mal vivir a los que se “desterraba” a esta zona como castigo. Estas costas eran objeto de constantes ataques de los piratas moriscos, y las posibilidades de morir o de ser atrapado como esclavo eran elevadas.
Por estas razones, se construyeron distintos baluartes defensivos, entre los que destaca el todavía visible Castillo de Zahara, construido en el siglo XVI, no solo como edificio defensivo, sino también como residencia de nobles y reyes que venían ya a Zahara para visitar las almadrabas. Este castillo es nombrado en la obra de Cervantes “La Ilustre fregona”.
La pesca y la miseria han definido la vida de los habitantes de la zona durante siglos, que con el boom turístico de los años 60 y la consolidación actual de Zahara como destino puntero de Andalucía, han encontrado un excelente recurso para explotar los encantos de estas playas.
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